Curiosamente encontré el Yoga a través de mi hija, cuando ella tenía 10 años aproximadamente tenía ciertas dificultades de concentración e impulsividad que pese a sus esfuerzos estudiando se manifestaban en errores en las pruebas por no leer bien las preguntas. Había escuchado que el Yoga para niños desarrollaba la autoestima, desarrollo mental y otras cosas más, pero nunca pensé que en esta milenaria práctica iba encontrar no sólo una solución al problema puntual que buscaba para mi hija sino que también había mucho más no sólo para ella sino también para mí. En ese tiempo yo estaba obesa mórbida y tenía un caos respecto al control de mi cuerpo y ansiedad; me sorprendió mucho la profesora de yoga de mi hija cuando casi con mi misma edad hizo muy fácil y elegantemente la postura sobre cabeza. Sí efectivamente, ella tenía mi misma edad pero a diferencia mía tenía un cuerpo y control de él espectacular y me pregunté: si yo había sido desde pequeña tan deportista y una hábi