Curiosamente encontré el Yoga a través de mi hija, cuando ella tenía 10 años aproximadamente tenía ciertas dificultades de concentración e impulsividad que pese a sus esfuerzos estudiando se manifestaban en errores en las pruebas por no leer bien las preguntas. Había escuchado que el Yoga para niños desarrollaba la autoestima, desarrollo mental y otras cosas más, pero nunca pensé que en esta milenaria práctica iba encontrar no sólo una solución al problema puntual que buscaba para mi hija sino que también había mucho más no sólo para ella sino también para mí.
En ese tiempo yo estaba obesa mórbida y tenía un caos respecto al control de mi cuerpo y ansiedad; me sorprendió mucho la profesora de yoga de mi hija cuando casi con mi misma edad hizo muy fácil y elegantemente la postura sobre cabeza. Sí efectivamente, ella tenía mi misma edad pero a diferencia mía tenía un cuerpo y control de él espectacular y me pregunté: si yo había sido desde pequeña tan deportista y una hábil practicante de gimnasia artística ¿Qué me había pasado?....¿Por qué ella sí y yo no? Bueno fueron muchas cosas, mis papas siempre me apoyaron en el colegio, deporte y todo lo que ellos creyeron que era lo mejor, tuve desde pequeña logros como deportista, dirigente, estudiante, etc. pero me faltaba lo que finalmente encontré en el yoga que se resume en una palabra que me encanta “INTEGRACION” y que éste ha sido el gran regalo del Yoga para mi y mi hija.
Ella ha crecido viéndome practicar y estudiar Yoga, transformando mis hábitos, tomando decisiones y especialmente viendo mis cambios físicos y de actitud mental. Ella sabe que el Yoga la acompaña y la puede ayudar siempre que lo necesite. Así como lo conoció cuando era aún una niña, en forma lúdica, alegre y juguetona; hoy lo vive como una joven de 18 años dándole estabilidad y armonía a su vida en una etapa difícil que es la adolescencia. Hoy, ella y su pololo ejercitan el Ashtanga Vinyasa Yoga, estilo dinámico y vigoroso propicio para jóvenes, desarrolla y fortalece sus físicos y también cultiva sus mentes hacia la voluntad, disciplina y responsabilidad sobre sí mismos y los demás. La veo crecer fuerte y alegre, con algunos altos y bajos propios de una joven de su edad; me siento muy orgullosa que viva el Yoga porque como siempre digo, hay que ser valiente para vivirlo, ya que desarrollar la conciencia y verdad de si mismo no es fácil para nadie.
Es comprometida en la búsqueda de su misión y de cómo quiere proyectarse en el mundo, de hecho es líder y siempre participa activamente en distintas causas, pero la causa que es su amor y pasión son los bomberos, es Voluntario Activo de la 1ª Compañía de Bomberos de Rancagua y pese a mi temor propio de mamá me siento muy orgullosa por su entrega amorosa hacia los demás. El Yoga habla de amor, libertad, conciencia y responsabilidad ¿Cómo no querría como mamá compartir este mundo con mi hija?, ¿Cómo no querría que creciera en torno a buenos hábitos de nutrición, ejercitación física, descanso y bienestar para así ser una mujer responsable, trabajadora, buena y principalmente feliz?. Por ello cuando decimos que el Yoga es una forma de vida no nos referimos sólo al OM, ser vegetariano o ponerse en postura sobre cabeza. El yoga es práctico para vivir mejor, enfrentar más fuerte los desafíos de la vida, caminar altivo y sereno con plena conciencia de lo que sucede dentro y fuera tuyo y especialmente con PAZ en tu corazón. Comparto estas fotos donde estamos las dos juntitas preparando los implementos y esperando para hacer una clase de Yoga.
Curiosamente encontré el Yoga a través de mi hija, cuando ella tenía 10 años aproximadamente tenía ciertas dificultades de concentración e impulsividad que pese a sus esfuerzos estudiando se manifestaban en errores en las pruebas por no leer bien las preguntas. Había escuchado que el Yoga para niños desarrollaba la autoestima, desarrollo mental y otras cosas más, pero nunca pensé que en esta milenaria práctica iba encontrar no sólo una solución al problema puntual que buscaba para mi hija sino que también había mucho más no sólo para ella sino también para mí. 
En ese tiempo yo estaba obesa mórbida y tenía un caos respecto al control de mi cuerpo y ansiedad; me sorprendió mucho la profesora de yoga de mi hija cuando casi con mi misma edad hizo muy fácil y elegantemente la postura sobre cabeza. Sí efectivamente, ella tenía mi misma edad pero a diferencia mía tenía un cuerpo y control de él espectacular y me pregunté: si yo había sido desde pequeña tan deportista y una hábil practicante de gimnasia artística ¿Qué me había pasado?....¿Por qué ella sí y yo no? Bueno fueron muchas cosas, mis papas siempre me apoyaron en el colegio, deporte y todo lo que ellos creyeron que era lo mejor, tuve desde pequeña logros como deportista, dirigente, estudiante, etc. pero me faltaba lo que finalmente encontré en el yoga que se resume en una palabra que me encanta “INTEGRACION” y que éste ha sido el gran regalo del Yoga para mi y mi hija. 
Ella ha crecido viéndome practicar y estudiar Yoga, transformando mis hábitos, tomando decisiones y especialmente viendo mis cambios físicos y de actitud mental. Ella sabe que el Yoga la acompaña y la puede ayudar siempre que lo necesite. Así como lo conoció cuando era aún una niña, en forma lúdica, alegre y juguetona; hoy lo vive como una joven de 18 años dándole estabilidad y armonía a su vida en una etapa difícil que es la adolescencia. Hoy, ella y su pololo ejercitan el Ashtanga Vinyasa Yoga, estilo dinámico y vigoroso propicio para jóvenes, desarrolla y fortalece sus físicos y también cultiva sus mentes hacia la voluntad, disciplina y responsabilidad sobre sí mismos y los demás. La veo crecer fuerte y alegre, con algunos altos y bajos propios de una joven de su edad; me siento muy orgullosa que viva el Yoga porque como siempre digo, hay que ser valiente para vivirlo, ya que desarrollar la conciencia y verdad de si mismo no es fácil para nadie. 
Es comprometida en la búsqueda de su misión y de cómo quiere proyectarse en el mundo, de hecho es líder y siempre participa activamente en distintas causas, pero la causa que es su amor y pasión son los bomberos, es Voluntario Activo de la 1ª Compañía de Bomberos de Rancagua y pese a mi temor propio de mamá me siento muy orgullosa por su entrega amorosa hacia los demás. El Yoga habla de amor, libertad, conciencia y responsabilidad ¿Cómo no querría como mamá compartir este mundo con mi hija?, ¿Cómo no querría que creciera en torno a buenos hábitos de nutrición, ejercitación física, descanso y bienestar para así ser una mujer responsable, trabajadora, buena y principalmente feliz?. Por ello cuando decimos que el Yoga es una forma de vida no nos referimos sólo al OM, ser vegetariano o ponerse en postura sobre cabeza. El yoga es práctico para vivir mejor, enfrentar más fuerte los desafíos de la vida, caminar altivo y sereno con plena conciencia de lo que sucede dentro y fuera tuyo y especialmente con PAZ en tu corazón. Comparto estas fotos donde estamos las dos juntitas preparando los implementos y esperando para hacer una clase de Yoga.
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