Paola Valenzuela, instructora de yoga y kinesióloga: "Con yoga se ahorran horas de terapia" Esta chilena de 38 años –que además es osteópata y quiropráctica– comprueba a diario los beneficiosos efectos anatómicos que tiene la práctica de yoga: desde elongación y fuerza, hasta mejor alineación y conciencia corporal. Más que eso, en su consulta observa cómo las posturas pueden llegar a ser determinantes en la rehabilitación de distintos trastornos. Texto: Paula Andrade. Fotografías: Carla Pinilla. "El primer y más importante efecto físico de la práctica de yoga es la alineación". Así lo piensa Paola Valenzuela, una kinesióloga bajita y energética que después de egresar de la Universidad Católica se convirtió en instructora de Kundalini yoga y hoy dedica buena parte de su tiempo a la terapia de yoguis y deportistas. "Alineación" quiere decir que hombros, caderas, rodillas y pies permanecen en un mismo plano. Es decir, que no hay un hombro más arriba que otro ni una cadera más adelante y que, al mismo tiempo, la columna conserva su curvatura natural. –¿Cómo ocurre en la práctica esta alineación? –Uno nunca está alineado, al principio cuesta, sale forzado, te tensas más de lo necesario, pero a medida que profundizas la práctica, el cuerpo va mejorando sustantivamente su postura –explica poco antes de partir a Yoga Mukti. En la sede de Espoz de este conocido centro, Paola Valenzuela dedica una hora de martes y jueves a la rehabilitación física de pacientes usando precisamente posturas de yoga (o asanas, como se dice en sánscrito). La mayoría de quienes acuden a sus sesiones de "yogaterapia" han sido derivados de traumatólogos u otros profesionales de la medicina, que con cada vez más frecuencia aprecian positivamente la práctica de yoga en sus tratamientos. Un caso emblemático es el de Lilian. Debido a su condición de hiperlaxitud, que quiere decir que posee articulaciones más blandas que lo normal, esta mujer de 42 años, sicóloga y deportista, llegó a practicar yoga cuando ya había sido operada cinco veces de una rodilla: problemas en la rótula, ligamentos cruzados, otra vez la rótula, nueva intervención; en fin. El hecho es que a Lilian le dolía incluso caminar. Un traumatólogo bastante conocido por los yoguis santiaguinos, Francisco Soza, la trató, y como método complementario de rehabilitación la derivó donde Paola Valenzuela. Ella primero le aplicó una "terapia manual", como llama al ejercicio clínico de la kinesiología, y después le diseñó una secuencia de asanas especialmente benéficas para las rodillas. Dos años más tarde, y aunque sigue asistiendo a sus sesiones una vez por semana, Lilian camina sin dolor y pedalea feliz su bicicleta. Soñar no cuesta Durante bastante tiempo Paola Valenzuela (38 años, soltera, sin hijos) soñaba con unir sus conocimientos de kinesiología y yoga, sin saber cómo. Era kinesióloga, era instructora, había hecho un magíster en nutrición, había estudiado osteopatía en Rosario (Argentina) y encima se había titulado como quiropráctica, siguiendo los cursos dictados en Santiago por profesores de la Universidad Angloeuropea de Londres (Inglaterra). Fue entonces cuando llegó a Yogashala para asistir a las clases del método Iyengar que daba el profesor René Espinoza. Era el año 2003. "Me di cuenta de que eso era lo que quería hacer", recuerda. Y muy pronto, de alumna pasó a ser la nueva titular de anatomía en el curso de instructores de yoga del centro. Desde entonces ha tratado a unas cien personas, entre quienes figura la televisiva yogui María José Prieto, y ha terminado consolidándose como profesora: hoy dicta el ramo de anatomía a los alumnos de los cursos de instructores de la Academia Chilena de Yoga (dirigida por el propio René Espinoza) y del Centro Sakhyam. En realidad, no para. Paola Valenzuela hace sus terapias en el Mukti y en el Yogalab de La Dehesa, trabaja en su consulta privada de Estoril y cada vez que puede se arranca a subir cerros. Quizás precisamente porque trabaja con gente, lo que más valora de la montaña es el silencio. Con una amiga también kinesióloga acaba de subir el Licancabur (6.000 metros de altura), y para febrero preparan una nueva salida, esta vez al circuito de trekking más largo de Torres del Paine. Yoga y mujer –¿Qué otros efectos físicos tiene el yoga, además de la alineación? –El yoga tiene efectos profundos en muchos niveles: fisiológico, circulatorio, respiratorio, endocrino, a nivel inmunológico, también afecta tu estado mental y tu estado emocional. Pero me voy a limitar a mi ámbito, el sistema músculo–esquelético. Además de la alineación, el segundo efecto es la propiocepción o conciencia corporal; el tercero, la elongación, y el cuarto, el fortalecimiento muscular. Pero ojo, que con las asanas los efectos van entrelazados. Mientras fortaleces un grupo muscular estás elongando otro, y siempre, en todas las posturas, trabajas alineación y conciencia. –¿Realmente la conciencia corporal puede ayudar a mejorar una disfunción? –Claro que puede. La clave de cualquier tratamiento kinésico es la propiocepción. Cuando tienes una disfunción, el cuerpo aprende que existe. ¿Qué es lo que tenemos que hacer? Cambiar esa información. Es como resetear el disco duro. Un ejemplo: tuviste un esguince grave, pasaron dos meses y se te pasó el esguince, pero aun así sigues cojeando porque eso fue lo que aprendiste a hacer mientras duró la lesión. A eso me refiero. Tu cuerpo tiene que reaprender a moverse. –¿Cómo se hace? –Con una secuencia de posturas de yoga para tu disfunción particular. Hay tanta gente lesionada y es tan fácil enseñarles ciertas asanas para que anden mejor. Habitualmente los pacientes que llegan a la consulta tienen lesiones archi diagnosticadas, con tratamientos a veces de años que no han significado una solución. Por eso creo que si la gente practicara yoga se ahorraría mucha plata y muchas horas de terapia. El yoga es preventivo, pero además reparador. Es impresionante el cambio que puedes llegar a tener. No me refiero sólo a aliviar ciertos dolores, sino que te mueves distinto, te ves distinto, te sientes distinto. Basta saber que la conciencia corporal te enseña a tener los huesos en su lugar.
–En los deportes sucede que hay mayor incidencia de lesiones cuando se empiezan a practicar tarde en la vida. ¿Pasa lo mismo con el yoga? –No tiene que ver con la edad, pero sí con las compensaciones físicas que nuestro cuerpo ha desarrollado a lo largo de la vida. Si naciste con una displasia de cadera, vas a tener las caderas más tiesas y con el tiempo eso te puede generar rodillas disfuncionales. –¿Hay alguien a quien le desaconsejarías la práctica de posturas de yoga? –A las personas hiperlaxas les restringiría la práctica a un instructor personal. Esas personas necesitan mucho más atención que las demás. Pueden salir más lesionadas que fortalecidas, porque la hiperlaxitud genera que las articulaciones se distienden más de la cuenta. Ahora, si la persona hiperlaxa ya aprendió a alinear sus huesos y es capaz de sujetar sus articulaciones usando la musculatura, puede practicar sin problemas en clases masivas. –Tanto el estiramiento como el trabajo muscular pueden causar dolor en una práctica. ¿Cómo se reconoce un "dolor bueno" de un "dolor malo", aquel que antecede una lesión? –El dolor del estiramiento es un dolor bueno. Si sientes un dolor muscular completo, un dolor amplio, que tira en varios puntos, es un dolor bueno. Pero si te pincha, te pellizca y es específico, entonces es un "dolor malo", y tienes que tener cuidado. –¿Qué lesiones son más frecuentes entre los practicantes de yoga? –Lumbago y disfunción sacro–ilíaco, en primer lugar; rodillas, en segundo, y por último, disfunción de la articulación gleno–humeral, el hombro, nuevamente como consecuencia de una mala posición del omóplato. Como dice el maestro Iyengar, hay que respetar la expansión vertical del cuerpo, hacia arriba, pero también la horizontal, hacia los lados, de hombro a hombro. –¿Cuál es la lesión más frecuente en mujeres? –Disfunción sacro–ilíaca, absolutamente. Lo que pasa es que se trata de una articulación que coopera en el movimiento de la cadera y la columna; si cualquiera de las dos está alterada, la articulación sacro–ilíaca va a ser usada. La mayoría de la gente que dice "me duele el ciático", en realidad sufre esta disfunción. –El hecho de que las mujeres seamos más flexibles, ¿nos hace más aptas para el yoga? –De hecho, los hombres no lo pasan bien. Por eso van menos. Ellos dicen "vengo a sufrir", mientras que nosotras –precisamente porque somos más elásticas– lo pasamos mejor. Nosotras disfrutamos más del yoga. Ése es un hecho.
EN INTERNET: Yoga Mukti en www.yogamukti.cl. Yogashala en www.yogashala.cl. Academia Chilena de Yoga www.academiachilenadeyoga.cl. Yoga Sakhyam en www.yogayogasakhyam.com. Yogalab en www.yogalab.cl. Lectura del cuerpo Los principales efectos de la práctica de posturas de yoga a nivel músculo–esquelético son los siguientes, en orden de importancia: 1. Corrige y alinea la postura. 2. Estira y relaja los músculos. 3. Tonifica y fortalece los músculos. 4. Recupera las curvas naturales de la columna y la descomprime. Paula Andrade. Periodista REVISTA YA. El Mercurio. 8-07-08
Paola Valenzuela, instructora de yoga y kinesióloga: "Con yoga se ahorran horas de terapia" Esta chilena de 38 años –que además es osteópata y quiropráctica– comprueba a diario los beneficiosos efectos anatómicos que tiene la práctica de yoga: desde elongación y fuerza, hasta mejor alineación y conciencia corporal. Más que eso, en su consulta observa cómo las posturas pueden llegar a ser determinantes en la rehabilitación de distintos trastornos. Texto: Paula Andrade. Fotografías: Carla Pinilla. "El primer y más importante efecto físico de la práctica de yoga es la alineación". Así lo piensa Paola Valenzuela, una kinesióloga bajita y energética que después de egresar de la Universidad Católica se convirtió en instructora de Kundalini yoga y hoy dedica buena parte de su tiempo a la terapia de yoguis y deportistas. "Alineación" quiere decir que hombros, caderas, rodillas y pies permanecen en un mismo plano. Es decir, que no hay un hombro más arriba que otro ni una cadera más adelante y que, al mismo tiempo, la columna conserva su curvatura natural. –¿Cómo ocurre en la práctica esta alineación? –Uno nunca está alineado, al principio cuesta, sale forzado, te tensas más de lo necesario, pero a medida que profundizas la práctica, el cuerpo va mejorando sustantivamente su postura –explica poco antes de partir a Yoga Mukti. En la sede de Espoz de este conocido centro, Paola Valenzuela dedica una hora de martes y jueves a la rehabilitación física de pacientes usando precisamente posturas de yoga (o asanas, como se dice en sánscrito). La mayoría de quienes acuden a sus sesiones de "yogaterapia" han sido derivados de traumatólogos u otros profesionales de la medicina, que con cada vez más frecuencia aprecian positivamente la práctica de yoga en sus tratamientos. Un caso emblemático es el de Lilian. Debido a su condición de hiperlaxitud, que quiere decir que posee articulaciones más blandas que lo normal, esta mujer de 42 años, sicóloga y deportista, llegó a practicar yoga cuando ya había sido operada cinco veces de una rodilla: problemas en la rótula, ligamentos cruzados, otra vez la rótula, nueva intervención; en fin. El hecho es que a Lilian le dolía incluso caminar. Un traumatólogo bastante conocido por los yoguis santiaguinos, Francisco Soza, la trató, y como método complementario de rehabilitación la derivó donde Paola Valenzuela. Ella primero le aplicó una "terapia manual", como llama al ejercicio clínico de la kinesiología, y después le diseñó una secuencia de asanas especialmente benéficas para las rodillas. Dos años más tarde, y aunque sigue asistiendo a sus sesiones una vez por semana, Lilian camina sin dolor y pedalea feliz su bicicleta. Soñar no cuesta Durante bastante tiempo Paola Valenzuela (38 años, soltera, sin hijos) soñaba con unir sus conocimientos de kinesiología y yoga, sin saber cómo. Era kinesióloga, era instructora, había hecho un magíster en nutrición, había estudiado osteopatía en Rosario (Argentina) y encima se había titulado como quiropráctica, siguiendo los cursos dictados en Santiago por profesores de la Universidad Angloeuropea de Londres (Inglaterra). Fue entonces cuando llegó a Yogashala para asistir a las clases del método Iyengar que daba el profesor René Espinoza. Era el año 2003. "Me di cuenta de que eso era lo que quería hacer", recuerda. Y muy pronto, de alumna pasó a ser la nueva titular de anatomía en el curso de instructores de yoga del centro. Desde entonces ha tratado a unas cien personas, entre quienes figura la televisiva yogui María José Prieto, y ha terminado consolidándose como profesora: hoy dicta el ramo de anatomía a los alumnos de los cursos de instructores de la Academia Chilena de Yoga (dirigida por el propio René Espinoza) y del Centro Sakhyam. En realidad, no para. Paola Valenzuela hace sus terapias en el Mukti y en el Yogalab de La Dehesa, trabaja en su consulta privada de Estoril y cada vez que puede se arranca a subir cerros. Quizás precisamente porque trabaja con gente, lo que más valora de la montaña es el silencio. Con una amiga también kinesióloga acaba de subir el Licancabur (6.000 metros de altura), y para febrero preparan una nueva salida, esta vez al circuito de trekking más largo de Torres del Paine. Yoga y mujer –¿Qué otros efectos físicos tiene el yoga, además de la alineación? –El yoga tiene efectos profundos en muchos niveles: fisiológico, circulatorio, respiratorio, endocrino, a nivel inmunológico, también afecta tu estado mental y tu estado emocional. Pero me voy a limitar a mi ámbito, el sistema músculo–esquelético. Además de la alineación, el segundo efecto es la propiocepción o conciencia corporal; el tercero, la elongación, y el cuarto, el fortalecimiento muscular. Pero ojo, que con las asanas los efectos van entrelazados. Mientras fortaleces un grupo muscular estás elongando otro, y siempre, en todas las posturas, trabajas alineación y conciencia. –¿Realmente la conciencia corporal puede ayudar a mejorar una disfunción? –Claro que puede. La clave de cualquier tratamiento kinésico es la propiocepción. Cuando tienes una disfunción, el cuerpo aprende que existe. ¿Qué es lo que tenemos que hacer? Cambiar esa información. Es como resetear el disco duro. Un ejemplo: tuviste un esguince grave, pasaron dos meses y se te pasó el esguince, pero aun así sigues cojeando porque eso fue lo que aprendiste a hacer mientras duró la lesión. A eso me refiero. Tu cuerpo tiene que reaprender a moverse. –¿Cómo se hace? –Con una secuencia de posturas de yoga para tu disfunción particular. Hay tanta gente lesionada y es tan fácil enseñarles ciertas asanas para que anden mejor. Habitualmente los pacientes que llegan a la consulta tienen lesiones archi diagnosticadas, con tratamientos a veces de años que no han significado una solución. Por eso creo que si la gente practicara yoga se ahorraría mucha plata y muchas horas de terapia. El yoga es preventivo, pero además reparador. Es impresionante el cambio que puedes llegar a tener. No me refiero sólo a aliviar ciertos dolores, sino que te mueves distinto, te ves distinto, te sientes distinto. Basta saber que la conciencia corporal te enseña a tener los huesos en su lugar. 
–En los deportes sucede que hay mayor incidencia de lesiones cuando se empiezan a practicar tarde en la vida. ¿Pasa lo mismo con el yoga? –No tiene que ver con la edad, pero sí con las compensaciones físicas que nuestro cuerpo ha desarrollado a lo largo de la vida. Si naciste con una displasia de cadera, vas a tener las caderas más tiesas y con el tiempo eso te puede generar rodillas disfuncionales. –¿Hay alguien a quien le desaconsejarías la práctica de posturas de yoga? –A las personas hiperlaxas les restringiría la práctica a un instructor personal. Esas personas necesitan mucho más atención que las demás. Pueden salir más lesionadas que fortalecidas, porque la hiperlaxitud genera que las articulaciones se distienden más de la cuenta. Ahora, si la persona hiperlaxa ya aprendió a alinear sus huesos y es capaz de sujetar sus articulaciones usando la musculatura, puede practicar sin problemas en clases masivas. –Tanto el estiramiento como el trabajo muscular pueden causar dolor en una práctica. ¿Cómo se reconoce un "dolor bueno" de un "dolor malo", aquel que antecede una lesión? –El dolor del estiramiento es un dolor bueno. Si sientes un dolor muscular completo, un dolor amplio, que tira en varios puntos, es un dolor bueno. Pero si te pincha, te pellizca y es específico, entonces es un "dolor malo", y tienes que tener cuidado. –¿Qué lesiones son más frecuentes entre los practicantes de yoga? –Lumbago y disfunción sacro–ilíaco, en primer lugar; rodillas, en segundo, y por último, disfunción de la articulación gleno–humeral, el hombro, nuevamente como consecuencia de una mala posición del omóplato. Como dice el maestro Iyengar, hay que respetar la expansión vertical del cuerpo, hacia arriba, pero también la horizontal, hacia los lados, de hombro a hombro. –¿Cuál es la lesión más frecuente en mujeres? –Disfunción sacro–ilíaca, absolutamente. Lo que pasa es que se trata de una articulación que coopera en el movimiento de la cadera y la columna; si cualquiera de las dos está alterada, la articulación sacro–ilíaca va a ser usada. La mayoría de la gente que dice "me duele el ciático", en realidad sufre esta disfunción. –El hecho de que las mujeres seamos más flexibles, ¿nos hace más aptas para el yoga? –De hecho, los hombres no lo pasan bien. Por eso van menos. Ellos dicen "vengo a sufrir", mientras que nosotras –precisamente porque somos más elásticas– lo pasamos mejor. Nosotras disfrutamos más del yoga. Ése es un hecho. 
EN INTERNET: Yoga Mukti en www.yogamukti.cl. Yogashala en www.yogashala.cl. Academia Chilena de Yoga www.academiachilenadeyoga.cl. Yoga Sakhyam en www.yogayogasakhyam.com. Yogalab en www.yogalab.cl. Lectura del cuerpo Los principales efectos de la práctica de posturas de yoga a nivel músculo–esquelético son los siguientes, en orden de importancia: 1. Corrige y alinea la postura. 2. Estira y relaja los músculos. 3. Tonifica y fortalece los músculos. 4. Recupera las curvas naturales de la columna y la descomprime. Paula Andrade. Periodista REVISTA YA. El Mercurio. 8-07-08
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