
Hace aproximadamente 5.000 años nació el YOGA, palabra que en sánscrito “yuj” significa unión del cuerpo, mente y espíritu y también unión de nuestra voluntad con la voluntad divina. Originaria de la India de los vedas, traída a occidente hace 70 años aprox. el yoga actualmente es universal y está al servicio de la felicidad del hombre; no le pertenece a ninguna cultura, religión, raza, ni clase social; sus beneficios se han aplicado a diversas áreas: salud, educación, embarazadas, niños con déficit atencional, adultos mayores, presidiarios, enfermos, empresas, etc. y sus beneficios cada vez están siendo más estudiados y reconocidos por la ciencia, hoy no es raro que médicos especialistas como ginecólogos, traumatólogos, siquiatras y otros; sugieran para algunas dolencias complementar con prácticas de yoga.
Su antigüedad y difusión por el mundo produjo un proceso natural de diversificación existiendo diferentes interpretaciones en cuanto a antigüedad, origen, significado, aplicaciones, etc. y lo beneficioso al final es que ha dejado un aporte de grandes maestros, un legado maravilloso para seguir y estudiar y una base filosófica esencial que no podemos olvidar ni descuidar. Los discípulos han innovado y complementado según la cultura y necesidades propias del hombre con su tiempo, pero también pienso que algunos han utilizado y priorizado la comercialización en forma desmedida alejándose de uno de los principios básicos del YOGA que es Aparigraha ( ausencia de ambición ).

Por ello cuando me preguntan ¿Qué tipo de yoga? ó ¿Cuál yoga es mejor? ¿Está bien o mal ?. Creo que el YOGA es vivencial, íntimo y personal; algunos lo viven como deporte, moda, postura snob, ego, etc. ; pero un alumno no es mejor ni peor que otro, es un camino muy paciente y seductor hacia la consciencia, una oportunidad de libertad y paz interior que te ayuda a sobrellevar las circunstancias y desafíos del día a día. Lo importante en la práctica, es el logro de volcarse auténticamente hacia uno mismo, obtener conexión y consciencia de cuerpo, mente y espíritu. La filosofía del yoga dice: “Una práctica requiere tanto esfuerzo como desapego de los resultados de ese esfuerzo” es una entrega, un dejarse fluir en el momento presente, silenciando la mente del ruido interior y exterior, produciendo sensaciones de calma, claridad mental y felicidad que con el tiempo de práctica se proyectan a la vida diaria. El yoga es un instrumento de auto-conocimiento, sanación y desarrollo personal. “La moneda perdida en el río, se encuentra en el río” esto requiere coraje y disciplina, requiere su tiempo para fluir y sumergirse en lo profundo y notar cambios, inmediatamente al principio puedes notar que duermes mejor, después que baja la ansiedad y así poco a poco se van sumando otros temas para crecer y vivir mejor.

Creo que el YOGA es espontáneo, flexible y empático; por lo tanto la rigidez, la sobre-exigencia y la auto-referencia que presionan al hombre a adaptarse forzosamente, a postergar su autenticidad no me persuaden, ni seducen. Efectivamente hay estilos que son más apegados a la tradición que otros, hay matices, técnicas y énfasis distintos, pero el fondo es el mismo “buscar equilibrio y armonía para el cuerpo, mente y espíritu”.
He tenido la oportunidad de tener buenas maestras a las que agradezco por su entrega y enseñanza; el haber practicado Hatha Yoga,Iyengar, Kundalini e Integral me permitieron vivenciar maravillosamente cada una de ellas, apreciando sus diferencias y aportes según la etapa que estaba viviendo; esa diversidad me ha desarrollado una visión más amplia, el yoga no es para separar, ni dividir. Los estilos son una oportunidad maravillosa para ampliar las posibilidades de elección según: tipo de personalidad, dolencias específicas, áreas por desarrollar, expectativas, etc.

A mi personalmente me gusta y aplico en mis clases el VINIYOGA creado por Desikachar hijo y discípulo del maestro Krishnamacharya, modelo amable, flexible, terapéutico y adaptable a las distintas personas según sus necesidades y capacidades físicas y/o emocionales. Según cada caso distingo y me dirijo a la capacidad de fuerza o necesidad de concentración de un joven; la necesidad de relajo y equilibrio de un trabajador o la necesidad de fe y fuerza de una persona enferma, etc. y según cada realidad y necesidad particular aplico pranayama, asanas y meditaciones de Hatha Yoga, conocimientos de psicología estudiados hasta 4to Año de Servicio Social y trato de cumplir con los principios de empatía, respeto, humildad y suavidad para ajustar las técnicas al practicante y no viceversa. Para quienes respetamos y valoramos el Yoga el estudio constante es fundamental, no sólo para variar las posturas corporales (asanas) de las clases; sino también para poder diagnosticar y ayudar en cuanto a las necesidades y bloqueos personales de los practicantes. Y muy importante también, no perder la raíz original heredada de los textos clásicos y los grandes maestros. Para mí la enseñanza fundamental, que trato de aplicar lo más fielmente posible y ojalá nunca abandone, es que más importante que seguir el rigor de los métodos, técnicas ó herramientas es atender amable, humilde y cariñosamente a mis alumnos y, escuchar y seguir a mi corazón.

Referido a este tema estoy muy entusiasmada porque ahora empiezo una nueva etapa de perfeccionamiento, haré 400 horas teórico - práctico en la Academia Chilena de Yoga ubicada en Santiago, buscando una acreditación de la Federación Internacional de Yoga como Instructora de Yoga basada en estilos de Iyengar, Vinyasa, Ashtanga y Viniyoga. Estoy feliz e ilusionada porque se están cumpliendo muchas cosas buenas en mi vida y quiero compartir esta frase maravillosa que hoy me representa:
“ A TODO EL QUE AGRADECE CADA DÍA CUANTO TIENE Y SE OCUPA EN DISFRUTARLO, UN MISTERIOSO PODER SIN LÍMITES CONTINUARÁ PROPORCIONÁNDOLE NO SOLO CUANTO TIENE Y DISFRUTA, SINO TAMBIÉN LO QUE NO TIENE Y NI SIQUIERA SABE QUE LE ENCANTARÍA TENER.” ( BERNABÉ TIERNO)
Claudia.
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